Un TDAH fuera de lo normal.

¿Mi hijo/a un TDAH? Imposible....tendrías que verlo/a .... se concentra como si no hubiera un mañana....- No son pocas veces las que como Orientador he oído por parte de las familias, este tipo de comentarios cuando nos encontramos ante alumnos que identificamos con necesidades asociadas a esta valoración, o la ya recurrente - ¡Qué va!, si mi hijo/a ni se mueve....- confundiendo o mal interpretando que un déficit de atención debe ir acompañado de una hiperactividad o inquietud motora.

 

Hace ya 4 años, por medio de una formación (de las pocas que merecen la pena hoy en día) El Director de la unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil de Burgos (Dr. Xosé Soto) nos indicaba que para valorar el TDAH había que hacer un buen cribado diferencial, ya que nos encontramos ante un número excesivo de diagnósticos que no cumplen los criterios. Así, nos comentaba que aquellos casos en los que la autoestima u otras dimensiones emocionales son de carácter bajo excluirían dicha valoración, ya que ante lo que nos encontramos es algo motivacional o emocional y no tanto atencional. 

 

Del mismo modo, no debemos confundir que porque el menor tenga habilidades para mantener una tarea de forma eficaz descartemos un posible TDAH o TDA. Desempeñar dicha característica o habilidad es lo que se conoce como hiperfoco, y que paso a explicar a continuación. El Hiperfoco es la tendencia de las personas con TDAH o TDA a centrarse intensamente en las cosas que les interesan. A veces, se centran con tanta fuerza que se vuelven ajenos al mundo que les rodea. Este hiperfoco, es el reverso de otro síntoma del TDAH/TDA: la distracción.

 

Según ACODAH: No hay nada intrínsecamente dañino en el hiperfoco. De hecho, puede ser un elemento positivo. Algunas personas con TDAH, por ejemplo, pueden canalizar su enfoque hacia algo productivo, como una actividad relacionada con la escuela o el trabajo. Otras se permiten a sí mismas hiperconcentrarse en algo como recompensa por completar una tarea aburrida pero importante.

 

Pero el enfoque intenso incontrolado a menudo es un lastre. Cuando no se controla, puede provocar fracaso escolar, pérdida de productividad en el trabajo y tensión en las relaciones con las amistades y en el hogar. “Los niños con TDAH a menudo son atraídos por lo que les entretiene y emociona y son reacios a hacer lo que no quieren”, dice Joseph Biederman, M.D., jefe del programa de psicofarmacología pediátrica del Hospital General de Massachusetts, en Boston. “Combina esto con la mala gestión del tiempo y los problemas de socialización típicos de los niños con TDAH, y el niño puede terminar jugando solo con la Nintendo todo el fin de semana”.

 

Aunque esté tomando medicación para el TDAH, jugar con Nintendo siempre será más atractivo que estudiar un examen de matemáticas”, dice Biederman. “Así que sólo se le debe permitir jugar en periodos medidos, no durante todo el día”.

 

“Si tienes un niño que se hiperconcentra en su actividad favorita, tendrás que contrarrestar esta tendencia con una vigilancia extra a la hora de limitar el tiempo que dedica a esa actividad y de cuidar de que cumpla su horario”, dice Carol Brady, Ph.D., psicóloga de Houston. “También puede ser útil acordar con tu hijo por adelantado cuándo puede hacer esa actividad y cuándo no”.

 

Así pues, es esencial desarrollar un sistema que ayude a tus hijos a redirigir su enfoque. Cuando llegue el momento de concluir la actividad, Brady recomienda ser un poco flexible y, si es posible, esperar a una interrupción natural: cuando acabe un programa de televisión, por ejemplo.

 

Pero no basta con marcarle al niño un límite de tiempo y esperar que se detenga. “Les digo a los padres que tienen que hacer algo para romper el ‘trance’ en que se encuentra su hijo”, dice Silver, “como darle un toque en el hombro, mover una mano delante de su cara o ponerse delante de la televisión o de la pantalla del ordenador”. A menos que hagas algo así, puede que el niño no se dé cuenta de que tratas de llamar su atención.

 

“No es que estos niños sean desobedientes”, dice Nadeau. “Es que su cerebro no registra lo que estás diciendo. Por eso la interrupción nunca debe hacerse riñéndole, y por eso debes esperar unos minutos para que se produzca el cambio en la atención. Es casi como sacar a alguien de un sueño”.

 

Para ayudar a suavizar este proceso, Nadeau recomienda dedicar un tiempo a enseñar a tu hijo cómo funciona su cerebro. “Tu hijo debe comprender por qué le resulta difícil dejar de hacer algo en lo que realmente le gusta”, dice. “El niño también necesita saber que, por este motivo, puede que los maestros y los padres tengan que intervenir de vez en cuando para detener una actividad”.

 

En definitiva, la mejor manera de lidiar con hiperfoco no es combatirlo, sino aprovecharlo. “Si la escuela o el trabajo pueden hacerse estimulantes, atraparán la atención de la misma manera”, dice Nadeau.

 

“Los niños con TDAH requieren un mayor nivel de enseñanza”, dice William Sears, M.D., profesor clínico asociado de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Irvine. “Un niño con TDAH se aburre pronto cuando tiene que memorizar un montón de fechas históricas. Pero si ayuda a escribir una obra de teatro sobre el tema y luego actúa en ella, va a destacar”.