Después de terminar la Licenciatura en Pedagogía (Universidad de Salamanca), realicé una tesina de investigación referida al desarrollo de la Inteligencia Emocional dirigida a alumnos durante la etapa de Secundaria y sus familias, cuando todavía en España apenas se hablaba de esto o de forma muy incipiente (2005). El resultado fue muy satisfactorio obteniendo la calificación de Sobresaliente Cum Laude.

Comencé trabajando con menores en situación de riesgo, muchos de ellos eran de minoría de etnia gitana, por medio de actividades de ocio y tiempo libre, así como en el programa de dispersión escolar, el cual consistía en evitar que se formaran guetos en los centros educativos. Esto me hizo reflexionar sobre la importancia de que todo alumnado disponga de las mismas oportunidades y que no haya centros, alumnos y familias de primera y de segunda categoría.

Después mi vida laboral me llevó a Valladolid para trabajar como educador en un centro de menores. Quizá mi experiencia laboral más dura y exigente, pero también la más rica en cuanto a aprendizajes desde la educación no formal, y la que me aportó grandes amistades, que aún sigo conservando hoy en día.

En mi camino, se abrió paso la oportunidad de dirigir un programa de intervención socio-educativa en una de las Fundaciones del tercer sector, ubicada en el barrio de la Rondilla de Valladolid. Aquí coordiné un pequeño equipo de educadores sociales, tutelando las prácticas de la Universidad de Valladolid de dicha titulación. Trabajamos junto a un equipo de voluntarios, con menores en situación de riesgo social y/o académico, al igual que con sus familias. Creamos una guía de recursos sociales del barrio, y participamos y co-creamos junto con otras entidades una mesa de trabajo social, en la que estábamos las distintas ONG´s, CEAS, y Centros educativos del barrio. Durante casi estos tres años, crecí profesionalmente y viví experiencias laborales muy enriquecedoras: creación de un espacio abierto para el ocio, una escuela de familias para los participantes de nuestros programas, un programa de pre - voluntariado con adolescentes, un programa de educación de calle,... De aquí también me he llevado buenas amistades, y el aprendizaje de que todos podemos aportar algo a que nuestro mundo pueda mejorar.

Al año siguiente hubo un giro drástico en mi itinerario profesional, trabajando en el Consejo Local de Juventud de Valladolid como Orientador e Insertor Laboral, ayudando a jóvenes, y no tan jóvenes por desgracia, a adentrarse en su futuro profesional. Del mismo modo, también realicé mis pinitos esta vez como educador de calle con menores del barrio de la Rondilla y de Barrio España en Valladolid, hasta que me dirigí hacia mi siguiente destino: Director de Formación en la Escuela Internacional de Cocina de Valladolid (perteneciente a la Cámara de Comercio), entre cuyas responsabilidades estaban las de motivar y gestionar el trabajo del equipo docente. Aquí, diseñé los planes de estudio, gestionaba también las calificaciones y las prácticas del alumnado en sus distintas especialidades: Ayudante de cocina, Ayudante de Pastelería, y Jefe de Cocina.

Después de esta experiencia, decido crear junto a otras dos personas muy especiales para mi, una iniciativa para implementar en mi localidad, trabajando con los elementos que nos unían a los tres: la Psicología, la Formación y el Coaching. Nace así Grupo Deyfos. Y si bien, en la actualidad la tarea la dirigen solamente las otras dos personas, formamos parte de la filosofía que en un principio nos unió. 

Durante todo este camino, altamente rico en experiencias, aprendizajes y vivencias, iba formándome para perseguir el que desde hace muchos años era mi sueño laboral: trabajar como Orientador Educativo. En esta etapa, el trabajo con profesores, y familias es fundamental para el desarrollo adecuado de los alumnos durante todas sus etapas. Cada una con su complejidad presente, he decidido como orientador de profesión y vocacional ofrecer una ayuda para que alumnos, docentes y familias encuentren su camino más fácil: Orientandoeneducacion.